sábado, 24 de marzo de 2012

MATICES

Inmóvil dentro de estas cuatro paredes en mi habitación, puedo volver a observar las paredes móviles de mi mente, cada una de ellas esta vez con tapices diferentes.

Siempre pensé que en la vida no existían tonos grises, que todo era blanco o negro y las paredes en mi mente se convirtieron en un tablero de ajedrez sin sentido real; cada pensamiento, sentimiento, emoción y pasión estaban “controladas” … eso creía yo…  predispuestas en cada espacio del tablero para la jugada perfecta y la ganancia segura, pero olvidé la posibilidad latente de perder o mejor dicho de lo necesario y doloroso que es aprender perdiendo.

Descubrí al mover cada pieza, que la vida tiene más matices de los que podría contar y manipular aunque viviera mil años.  Que no sólo son blanco o negro, por esta simple y compleja razón, no tenemos el control absoluto de nada existente dentro o fuera de nuestras inmensas y coloridas paredes mentales.

Paredes que nos encierran o nos liberan, que dependen de la inmensidad y el colorido de la puerta ubicada en alguna esquina... La puerta que nos permita salir y conocer otras estructuras más coloridas e inmensas o tal vez menos, pero siempre enriquecerán los matices de las nuestras.

Lo más importante, al estar allá, afuera de nuestras cuatro paredes, sentiremos la aventura de ver nuestra propia estructura desde un punto de vista diferente,  volver a tapizarla cuantas veces queramos y disfrutar cada matiz.

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